
Me veo claramente, hace tan solo unos meses expuesto en estas líneas buscando frases que despertaran los sentidos. Me veo claramente afilando el corazón como un pintor preparando su pincel: minucioso, curioso, atento.
Un día sin más y sobre todo sin querer, mi mirada más navegante se amurallo en aquel metro cuadrado donde me encerró. Al principio pensé que con Ella, juntos y acompañados, luego al caer en la cuenta, encerrados sí pero en distintas celdas. Y no sentí la clausura, en islas más desiertas naufragué, ni siquiera hubo fobias ni claustros, simplemente viví en el espacio y hasta en tan corta franja sentí existir. Pero no contaba con la falta de aire, no contaba con su existencia y la posibilidad de su ausencia; y sin pensar respiré derrochando aquel bien preciado, aquel oxigeno aromatizado que igual embriagaba como asesinaba, y lo perdí y se acabó y desvanecí.
Y ya consciente, como en el retardo de un sueño, lejos ya de las paredes y la estreches, el destino, ese sabio de los resúmenes, me llevo a las costas semidemocráticas del mar de la multitud, de espacio abierto de sueños, de ser ala que dibuja el cielo, de ser viento que revolotea por entre las calles. Y mis ojos volvieron al celeste del más allá del mar, a ser soñador del horizonte y ser nadador de emociones sin tener que mirar atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario