lunes, 26 de mayo de 2008
DOLOR
No hay palabras de consuelo cuando el dolor se adueña de la razón, del corazón de nuestra alma. No es físico y de ahí su intensidad, no se puede localizar en parte alguna de nuestro ser, es el dolor de impotencia, del ‘no poder’, del no saber.
Echando en falta nuestras victorias, nuestras glorias, nuestras locuras, nuestro razones, es iluso pensar que existe la esperanza. Volverán tarde para volvernos a acercar.
No me desvelo entre tinieblas de desesperación, ni suicido mis sentidos para no presentir los dolores, el reumas agudo de nuestros olvidos, el diccionario de nuestro “libro de dudas”. Yo acuchillo mi espalda, pero no muero.
Una parte de mi se entierra en estos días y ya huele a funeral en este capitulo, pero la vida enseña a caminar como mejor salida. Ya nada será igual.
Yo te llevo en el pecho, duela o no, porque ahí está tu parcela por si algún día me vuelves a necesitar. En mi espalda tengo tus alas pintadas, de mi cuello el amuleto de “saber volar” y en mis sueños alinearte todos los planetas. Solo has de mirar al universo de vez en vez.
Y te querré, allí donde quieras que estés. Te querré como único sé.
Imagen: El Roto (El País, 25-05-08)
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Alberto de Paz - Club de los Poetas muertos
miércoles, 21 de mayo de 2008
Café de buenos días
Este café me está matando… lo sé, lo noto en el paladar. Me sabe al diario día de cada mañana, al café de siempre,a café por café… Me siento como el hámster mirando su ruedecilla y diciendo “¿y que vas a hacer, morir?”. Y encima, para agrandar este ‘magnifico’ sabor a sinsabores, fumo. Fumo el humo del cigarro que antes era como rebelde y que ya se ha convertido en las esposas de un reo, un reo de la falta de aire. Y este sabor de mal café y humo lo llamo ‘despertar’, estar aquí, sentirme activo. Bebo una negra sombra para ver la luz, fumo el blanco aire para encubrir la oscuridad.
La oficina esta igual, mi mesa desordenada (así todo lo encuentro mejor), la vista de la ventana es mitad cielo gris, blanco o azul, mitad tejados, chimeneas y antenas (pongamos que hablo de Madrid). En el ‘acto inaugural de encendido de ordenador’ renace tan solemne la música de entrada de Windows, esa que parece que estas entrando en el Enterprise de Star Trek. Parece un acto de cambio de guardia de un palacio real pero en chiquito, y te pones firme, ¡a trabajar!. He llegado a saludar militarmente a la pantalla, a veces me los devuelve, a veces le ofrezco café, siempre pasa de mi.
‘El silencio de los dormidos’ es la banda sonora del ambiente, solo dan algo de musiquilla los clik clik de los ratones de los ordenadores, que se nota que buscan algo.. dudo que sea trabajar (¿a estas horas?), me imagino que buscarán queso, o un hueco para meterse.
Y es que café me dejó mal sabor de boca, la garganta carraspeada, unas letras para escribir. Debe ser que ando cansado con tanta primavera activa, o que la ruedita del hámster que soy necesita lubricarse porque me chirría en la cabeza, o simplemente el café es malo, o moralmente ando cansado.
Por fin, algo que me hace sonreír,… algo simple, común, de todos los días. No fue el café, no fue el cigarro, no fue la marcha inaugural del Windows,… un ¡¡BUENOS DIAS!! de tu voz que me llegó fresco, calentito y apetecible, como el pan de las panaderías; me ha hecho sonreír al devolvértelos con el mismo tono . Y me parece que todo va mejor, que el día puede ser bueno, que hay una puertita en la jaula para poder pasear. Pero no sé, el mediodía, la tarde, la noche preceden al café de mañana por la mañana, y yo esperando que alguien me diga con una sonrisa…. ¡buenas días¡.
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