domingo, 14 de enero de 2007

Bocanadas


Una bocanada de aire podría liberarme de esta ansiedad. Un chorro intenso de aliento limpio, de viento tranquilo, de aire nuevo. Una llegada de la primavera con una puesta de sol desde una montaña o una caricia tranquila y dulce, mezcla de brisa marina y flores del bosque. Esa bocanada de aire que debe ser tan grande que pueda sentir que floto, que vuelo incluso durante esos pocos segundos de mi para mi.
A mi memoria me llegan bocanadas de aire que recordaré siempre, esas bocanadas frente a mares, miradores, plazas, mujeres, amigos. Bocanadas que terminan en suspiros, en esos suspiros alimentados de belleza, y en el placer de alimentar cada instante que nos rodea. Y en cada instante puedo respirar y sin embargo casi siempre se me olvida.
Sí, lo admito, necesito un río de aire fresco porque vendría bien para evitar esta ansiedad de no recordar que puedo respirar. Me curaría de ese palpitar que oigo en mi interior a ritmo de manifestación popular revindicando el aire, un salario digno de belleza en la necesidad de respirar, un corazón que baile a ritmo de poema en la voz de Joao Gilberto.
Es curioso pensar que algo que parece tan simple pueda convertirse en articulo de lujo, ¡una bocanada de aire!. En el fondo el aire es de esas pocas cosas que hoy en día podemos disfrutar completamente gratis. No alimenta, no quita la sed, pero sale gratis y es igual de necesario. Me encantaría invitarles a esta ronda de aire. Si fuera posible, luego de leer esto descansen el cuerpo, pónganse cómodos, imaginen el lugar de la tierra (o fuera de ella) donde les gustaría estar y después de un minuto exactamente respiren profundamente, sintiendo cada ola de aire, inundando los pulmones de vida, aumentando nuestro propio cuerpo y disfruten, disfruten de disfrutar, entregándonos a la perdida de ansiedad, y aspiren un instante de felicidad.
Os dejo a vuestra deseo más interno lo que hay que hacer para soltar el aire... ese momento es de interna reflexión, o no.


Foto: Cristiana Ceppas

lunes, 8 de enero de 2007

Hijas de La Luna


Hay que ver como son las cosas,
hoy que tocaba la reflexión
Si el tiempo me lo permite
me cagaré en la evolución.

Perdí el coco en la edad media,
me fumé el porro y el amor,
bebí licores de bellezas
que a veces si que a veces no.

Resistí dolores de cabeza
que me dejaron resacas de saber,
de entender, de pillar
de querer y no poder.

Suspendí el examen de conciencia,
me entregué al deseo mas vil.
Tuve fracasos como metas
que a veces sí que a veces no.

Y no conseguí, de ninguna manera,
escapar de esta oscura y negra noche,
en la que te encuentro
¡Maldita hija de la luna!
¡Malditas hijas de la luna!

Sé, que a ti nadie ti invita
Siempre vienes de buena compañía
Torciendo en luna creciente
el cuello de tu poniente.

Los buhos no duermen esta noche,
y hay serpientes que quieren besar,
Seguro que esta noche no te encuentro
o tal vez sí o tal vez no.

Y no conseguí, de ninguna manera,
escapar de esta oscura y negra noche,
en la que te encuentro
¡Maldita hija de la Luna!
¡Malditas hijas de la Luna!


Musica: En próximos conciertos

miércoles, 3 de enero de 2007

Incógnita


Resolvamos una ecuación que me tiene sin dormir. (y +1 = 3) esta claro que dentro de este “contexto lógico” (en el que me hayamos) ya podemos adivinar o aproximar un valor para “y” (es posible que alguien me diga lo contrario, no sé, le creo). En este caso “y” es un símbolo que quiere despistarnos falsamente, disfrazando su identidad, conspirando en la sombra, mientras esconde un valor intrínseco. Que ya sabemos. Que es un valor constante, siempre el mismo, cíclico incluso, qué solo vive de la acción de ser despejado. Despejarse como incógnita y así ser alguien, tener un valor. Dura vida la de “y”.
¿pero que pasaría si “y” como, incógnita que es, decide vivir adquiriendo la mayor cantidad de valores que pueda, ser un variable indefinida, ser a veces esto y otras lo otro, hacer cambios constantes y aprender para conseguir mas valores diferentes. La ecuación no sería una ecuación con necesidad de despejarse, de mover sus esencia, seria una ecuación dinámica con independencia y adquiere miles de valores en ese movimiento. Y es que ecuación sin resultado seguro hace mas entretenida la suma y las restas de las cosas, que al fin y al cabo, eso son los cambios ¿no?
Creo llegar a la conclusión, no matemática, de que en el Ley del Cambio esta la esencia de una vida donde siempre, en el fondo, siempre se es una incógnita.

¡FELIZ CAMBIO DE AÑO!.
FOTO: M. C. Escher