martes, 21 de agosto de 2007

Quijote urbano


Al Quijote de Carabanchel le importaba una mierda lo que dijeran de él. Cuando recorría el barrio con su Derbi Variant negra, trucada hasta la llanta, con sus camisetas de Iron Maiden y su casco con unas alas pintadas a Tipex, erguía el cuello de tal manera que a nadie le era indiferente. Se burlaban con tanto argumento que rápido entendí el porque de su sobrenombre. Era un caballero a moto con un exagerada gallardía motoresca y a su vez un pobre diablo con alguna neurosis confundida.

Un día, según cuenta la leyenda urbana, mientras regresaba de Getafe de pillarle a su primo su dosis semanal de hachis encontró en su camino un campo lleno de grúas de construcción custodiando unos bloques inertes, parecían gigantes salvaguardando templos vacíos, o eso quise entender (tengo que mitificar y argumentar esta historia). Quizás fuera la poca luz del ocaso o la visión condicionada por la visita a su primo pero nadie entendió, en un principio, el porque el Quijote de Carabanchel estrelló su moto, su casco y su camisa contra la base de una de las aquellas grúas.

Varios meses después, cuando salió del hospital, sus conocidos del barrio le preguntaban por su salud y él, dolorido por las operaciones, comentaba:
Estaría mucho mejor si hubiera utilizado mi escudo y mi lanza,....

lunes, 6 de agosto de 2007

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"Me gustan mis errores, no quiero renunciar a la libertad deliciosa de equivocarme."


Charles Chaplin

jueves, 2 de agosto de 2007

LA BURBUJA


Vivo dentro de una burbuja.
No es una burbuja común de jabón y agua, no, más bien es de un material algo más resistente y que en ocasiones es transparente y en otras no, incluso me atrevo a afirmar que puede cambiar de forma, de textura y de firmeza. Son tan curiosos los distintos comportamientos que produce en mi esta extraña burbuja del cual soy el único habitante. Tengo la sensación de que se crea una especie de efecto invernadero que reproduce en el aire de su interior el resultado de mis emociones más internas. Siento como el aire se llena de calor ante la antipatía, de viento huracanado ante la duda, la amargura o los miedos, de colores y luz cuando me olvido de que estoy en ella. La verdad es que no se vive mal dentro de esta burbuja pero sin embargo mi preocupación básica, claro está, es donde está la realidad, dentro o fuera de ella.
No me gustaría que se confundiera la burbuja donde habito con mi espacio vital del que soy propietario y administrador. Mi espacio vital se puede invadir, compartir o limitar, es decir, se puede observar a un metro a la redonda de mi cuerpo, pero la burbuja de la que hablo es tan variable que es abstracta y, lejos de poder ser compartida o invadida, su única intención es ser el envoltorio de mis emociones. Normalmente lo que tiene de real y particular mi burbuja es que hace de cristal separador entre el escaparate y el observador, entre quien soy y el que mira, entre lo que miro y lo que realmente existe en el exterior.
Y todos tenemos una burbuja como si fuera unas gafas, y todos somos unos escaparate dividido por un cristal y es que no tendríamos personalidad si no tuviésemos nuestra particular, única y variante burbuja. Y hay que procurar saber como es, que necesidades de higiene y reparación tiene, cual es su graduación hacia fuera y hacia dentro, y qué hace que sea única y nuestra. En definitiva, hay que saber cuidar de nuestra burbuja porque si no nos convertimos en miopes sin gafas o escaparates sin cristal. Ciegos y desnudos.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Idea perdida


He eliminado de mi cabeza otra idea brillante que se me presentó entre la Calle del Clavel y Libertad y la he tenido que triturar hasta la ultima ocurrencia porque no recuerdo cómo era. Es curioso, me llegó a la cabeza pensando qué escribir en este pergamino peregrino de la red al que todos llama blog y que yo he convertido en diario de los momentos de Paz. En realidad, creo (si no recuerdo mal) que tenía sobrecarga de descargar, es decir, exceso de despedir, expulsar. Es un impulso fascinante porque te inundan las ganas de escupir de alguna manera esos resortes tensos del día.
Cosas como: ¡Qué calor más derrotante y cuánto arde ver fuego en los montes de tu niñez!,... qué dolor de cuello da el dormir dando vueltas, y vueltas,...(qué miedo) ¡a este pais le preocupa más el terrorismo que la vivienda, y a nadie le importa el “problema de las drogas” (claro¡, ¿quién de coca no sabe de donde vienen los tiros). Y ese jefe recién llega de vacaciones con fuerzas y espíritu renovados, parece que rejuvenecen y vuelven a re-oprimirte,... y esos... esos que se ponen a gritar , fuerte, que la oficina se entere, “¡Me voy de vacaciones, adiós, hasta septiembre¡¡¡¡ (JODER¡¡¡ ya lo séeee, lo has dicho 30 veces so’chulo, en las dos ultimas semanas, 30 al día). Y esa falta de suerte durante el devenir de las horas, no sé, que me funcionara el mechero, por ejemplo, o que me llamara un productor de Universal, esas cosas que te hacen medir que tal ha ido el día (¿qué tal ha ido el día, cariño?). Hasta la melancolía de esta luna llena o lo vacío que está Madrid o, simplemente, lo mucho que echo de menos tirarme al mar y flotar. Todas esas cosas pude haber contado pero más me ha preocupado y preocupa es que no puedo recordar la idea que vino entre la calle Clavel y Libertad.
No lo recuerdo y me parece una falta de profesionalidad “bloggera” enviar mis ideas, sin defender que sean o no interesantes, al retrete del olvido temporal transitorio sin ni siquiera tener la oportunidad de que me arregle este día, que total, se acaba ya. En verdad puedo decir que lo mejor que le puede pasar a un mal día es que se acabe lo antes posible.
Que descansen....