lunes, 26 de mayo de 2008

DOLOR




No hay palabras de consuelo cuando el dolor se adueña de la razón, del corazón de nuestra alma. No es físico y de ahí su intensidad, no se puede localizar en parte alguna de nuestro ser, es el dolor de impotencia, del ‘no poder’, del no saber.
Echando en falta nuestras victorias, nuestras glorias, nuestras locuras, nuestro razones, es iluso pensar que existe la esperanza. Volverán tarde para volvernos a acercar.
No me desvelo entre tinieblas de desesperación, ni suicido mis sentidos para no presentir los dolores, el reumas agudo de nuestros olvidos, el diccionario de nuestro “libro de dudas”. Yo acuchillo mi espalda, pero no muero.
Una parte de mi se entierra en estos días y ya huele a funeral en este capitulo, pero la vida enseña a caminar como mejor salida. Ya nada será igual.
Yo te llevo en el pecho, duela o no, porque ahí está tu parcela por si algún día me vuelves a necesitar. En mi espalda tengo tus alas pintadas, de mi cuello el amuleto de “saber volar” y en mis sueños alinearte todos los planetas. Solo has de mirar al universo de vez en vez.

Y te querré, allí donde quieras que estés. Te querré como único sé.

Imagen: El Roto (El País, 25-05-08)

1 comentario:

la punta de mi lengua dijo...

¡Niño a ver cuando me enseñas a escribir así de bien!