lunes, 27 de abril de 2009

Gases de oficio

La recuerdo con vestido azul y con zapatos de color oro, pantorrillas sin verano y falda en primavera, en aquellos tiempos donde no levantaba muchos palmos y en colegio se me resistía la tabla del 7 y 8. La recuerdo sonreír sonrojada por la nota que le escribí a primera hora y que no le pude dar hasta el final del recreo: “Me gustas. ¿Darías un paseo conmigo?”. Y los nervios que consumían antes, durante y sobre todo después de que aquella nota ya estuviera en su mano, y quejarme sobre el sufrimiento que eso producía, ese intenso dolor de estomago que mi madre siempre atribuyó a “gases”. Mis amigos no lo sabían, pero en las canciones que escuchaba por entonces, a eso lo llamaban Amor. Que locos los cantantes, que sufrimiento eso del Amor.

La recuerdo con su chándal gris y camiseta rosa con un osito blanco, al día siguiente (ella tenía gimnasia los jueves), devolviéndome la nota que yo mismo le dí entre “gases nerviosos”, contestandome a la pregunta con boli verde. Recuerdo la sensación de la ilusión, la ilusión de un paseo y hasta donde la llevaría a pasear, recuerdo que me reí, recuerdo que la maestra me llamo la atención. Ponía con su letra tan de niña: “No puedo, estoy por tu amigo Javi, pero gracias”.

Hoy la recuerdo, tantos amores y años después, y sé el porqué, por las canciones que me hicieron quererla cuando no entendía para qué servía, por las canciones que hice ayer y haré mañana hablando de eso del Amor, por el significado de saber perder y ganar, porque la vida no siempre es igual pero tiene muchas repeticiones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no creo que las cosas se repitan...
un beso poeta (patri)