lunes, 23 de marzo de 2009
Feliz Primavera
Eran ciertos aquellos versos de Neruda cuando afirmaban que la primavera era imparable. Llegó, claro que llegó y con ella la luz, el color y la energía que eso produce. Llegó porque tocaba recordar que siempre existe un tiempo para todo, para la melancolía, para el deseo, para respirarnos.
Alguien me dijo que le asombraba mi manera de adorar esta parte del año, yo siempre contesto que simplemente es una cuestión de ver como renace la vida. Los arboles de mi calle con tristes ramas grises hoy se tornan en pequeños gajos verdes. Nunca estuvieron muertos esperaban algo, renacer. Es un soplo de esperanza constante.
Por eso hay que celebrarlo, por eso hay que decirlo hasta la saciedad y recordarlo al mundo porque muchas veces nos olvidamos y pasamos por estos días sin mirar a nuestro alrededor. Hay que admitir, es un tiempo de inicio, de reaparición de las ganas de vivir. Por eso, no me cansaré ni dejaré de ser un pesado por gritar todo el mundo:
¡¡Feliz Primavera¡¡
miércoles, 11 de marzo de 2009
Nadie es perfecto
Osgood Fieldieng III: -Hablé con mamá , estaba tan contenta que hasta lloró. Quiere que lleves su vestido de novia es de encaje blanco.
Jerry-”Daphne”: -Osgood, no puedo casarme con el vestido de tu mamá, seguro que…, ella y yo no tenemos el mismo tipo.
Osgood Fieldieng III: -Podemos reformarlo.
Jerry-”Daphne”: -¡No hace falta!. Osgood he de ser sincera contigo. Tu y yo no podemos casarnos.
Osgood Fieldieng III: -¿Por qué no?.
Jerry-”Daphne”: -Pues, primero porque no soy rubia natural.
Osgood Fieldieng III: -No me importa.
Jerry-”Daphne”: -Y fumo. Fumo muchísimo.
Osgood Fieldieng III: -Me es igual.
Jerry-”Daphne”: -Tengo un horrible pasado, desde hace tres años estoy viviendo con un saxofonista.
Osgood Fieldieng III: -Te lo perdono.
Jerry-”Daphne”: -Nunca podré tener hijos.
Osgood Fieldieng III: -Los adoptaremos.
Jerry-”Daphne”: -No me comprendes Osgood. Ahh, ¡soy un hombre! (quitandose la peluca).
Osgood Fieldieng III: -Bueno nadie es perfecto.
De la pelicula Con faldas y a lo loco (1959) Billy Wilder.
martes, 10 de marzo de 2009
Autoafirmación
Puedo destruir un sueño y crearlo de nuevo con la frecuencia del oleaje del mar, incluso sentir, como si fuera la Luna, que puedo mover las mareas. Puedo crear una canción, un libro, un beso, un caldo de pescado, un avión de papel, un mundo sin realidades y una realidad sin sentido. Puedo imaginarme vuelos, instantes, sabores, calores, mil vidas y cosas distintas. Puedo madurar, perdurar, sucumbir y convertirme en niño, en muerte, en polvo. Puedo, solo con empeño, con energía y sin miedo, hacer todo lo que me proponga. Pero si de algo estoy seguro es que no puedo cambiar, porque cambiar es echar por la borda todo aquello que destruí, creé e imaginé para conseguir ser feliz. En esta vida por lo bueno siempre se paga un precio, pero nunca debe ser a costa de no ser uno mismo.
lunes, 9 de marzo de 2009
Diario de La Revolución Emocional II
Antecedentes
Día 42
Un corazón desatado tiene mas peligro que un incendio en un pajar. Es por ello que el ejercito toma como armas la precaución, la cautela, la templanza o la simplicidad de la supervivencia para no perder la orientación que se convertirá en valentía, fuerza, olvido, Amor. La Revolución siempre tendrá su sentido cuando es el acontecer de los momentos y no la perdida del guión los que ordenan el destino y éste es lo que tiene, nunca se sabe si esta a favor de la lucha. He conseguido el objetivo de creer, pero ahora queda lo mas difícil: Perdurar.
Día 45
La Revolución sigue adelante. Estamos ganando acometidas, quizás incluso batallas. ¡Ganar la guerra es posible!
Día 46
El nombre se hizo verbo y no hay mejor gramática que amarlo. En el silencio oigo un corazón que late, en mi nariz se acumulan olores pacíficos, la libertad son mis dedos dibujando laderas y valles de piel, el sentimiento ya es abrazo, una mirada ya es sentirse vivo.
En la retaguardia las tropas callan o ríen en complicidad. Lo que fue Amor hoy es amor del Otro, la honestidad ha hecho madurar, la honestidad nos ha hecho libres y la Libertad más que el fin es el medio.
Día 49
Duro golpe al frente Confianza, quizás el ballatón más frágil, quizás el menos entrenado. Las bajas son considerable y el no tener ayudas efectivas del exterior hace peligrar el terreno ganado. Ni efectivas ni afectivas. Apoyan en ese frente: la comprensión, el paciencia, una brigada de caricias y pequeñas tetras silenciosas. Quizás haga falta un golpe de estrategia como la verdad brutal, un espejo transparente, un regocijo de lo conseguido o el enfrentamiento sin cuartel contra el Miedo. Aún así descarto el envío de más tropas a ese frente.
Día 50
No ayuda el silencio a ganar batallas. ¿Herido es mejor que muerto?
Día 55
¡Duro golpe a la enemiga Soledad por gracias a un Te quiero tímido pero sincero!. El aire se perfuma, la paz adormece los sentidos y en el vientre envuelto en temporales de locura reafirman la verdadera posición de La Revolución. La tropa se hincha de bienestar en medio del caos de los triunfos y el desorden del tiempo. Pero la batalla ya es una victoria. Hoy hace noche para la algarabía y de paso lo convertimos en sentimiento, en Emoción, en conmoción. No hay dolores ni hemorragia posible para el desbordamiento de miocardio. El vértigo nos marea pero no nos tumba.
¡Viva la Revolución¡
Día 56
La resaca de la gloria sabe mejor cuando se comparte entre dos. Banderas hondean en el hogar.
Día 68
Movidos por el fervor de los últimos celebres días y en esta especie de tregua donde ronda la paz en las fronteras, limite de nuestra conquista, nuestro Alto Mando Mayor ha decidido enviarnos las ultimas ordenes. Ordenes a las que debemos fidelidad y orgulloso honor. Estas ordenes rigen el próximo futuro de La Revolución y dicen así:
El Alto Mando Mayor de los Ejércitos Revolucionarios Emocionales hacen saber que por orden y honor a nuestra Patria y Bandera, la máxima prioridad en las próximas batallas pasa por la conquista de la Despreocupación.
Es por ello que ordenamos a todas nuestras tropas de tierra, mar, aire y vida: ¡SER FELIZ!
¡Es una orden!
¡Viva la Patria!
¡Viva la Revolución!
Continuará.
miércoles, 4 de marzo de 2009
Tu, Yo y Vivaldi
Suspiraron colores los jardines después del largo invierno. En los árboles aun secos dos gorriones jugaban a buscarse, a desplumarse, a amarse, y en la actividad de la mañana, bajo un sol brillante de once y media de la mañana, respirábamos tranquilos unos suspirillos de tranquilidad. Descubrí la armonía de una canción que comenzó a pasearme entre mis sienes, una melodía que era mezcla de tu respiración, palpitares de miocardio, roce de manos y un silencio de compañía. En mi cabeza era como una orquesta sinfónica con doble sección de vientos y cuerda. Era la gloria.
De repente, con un leve movimiento de cuello me miraste en abrazo a mis ojos entregados. Detuviste el tiempo sin más. Sumergido en ti y sin poder parpadear te quise interrogar con un ‘¿Qué mi Amor?’, no por curiosidad, no por angustias, sino para provocarte alguna palabra de amor o una de tus sonrisas “arregladias”. Inocente de mi, tu que bien sabes que me pierdo en palabras, simplemente y antes de que pudiera abrir la boca me la sellaste con un beso dulce, corto y arrullado. Yo me encogí y me convertí en mis labios, tú suspiraste y te volviste a recostar.
Ese pequeño momento, de unos segundos tan solo, quizás no pase a ser uno de nuestros instantes históricos, ni tan siquiera nos acordaremos en nuestros días de resúmenes del tiempo, pero lo guardo sin más, como quien guarda un amuleto de buenaventura. Porque son gestos que explican que me hayas traído la primavera y que en la orquesta de mi cabeza seguía sonando, de vez en vez, Las Estaciones de Vivaldi.
De repente, con un leve movimiento de cuello me miraste en abrazo a mis ojos entregados. Detuviste el tiempo sin más. Sumergido en ti y sin poder parpadear te quise interrogar con un ‘¿Qué mi Amor?’, no por curiosidad, no por angustias, sino para provocarte alguna palabra de amor o una de tus sonrisas “arregladias”. Inocente de mi, tu que bien sabes que me pierdo en palabras, simplemente y antes de que pudiera abrir la boca me la sellaste con un beso dulce, corto y arrullado. Yo me encogí y me convertí en mis labios, tú suspiraste y te volviste a recostar.
Ese pequeño momento, de unos segundos tan solo, quizás no pase a ser uno de nuestros instantes históricos, ni tan siquiera nos acordaremos en nuestros días de resúmenes del tiempo, pero lo guardo sin más, como quien guarda un amuleto de buenaventura. Porque son gestos que explican que me hayas traído la primavera y que en la orquesta de mi cabeza seguía sonando, de vez en vez, Las Estaciones de Vivaldi.
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